POSTALES DE LA CIUDAD DE LA FURIA
Día 1: Partimos de Lima por la mañana para llegar a Buenos Aires en la tarde y ser recibidos por mi prima Ritsuko a quien no veía hace más de treinta años desde mi primera y, hasta ese momento, única visita a tierras argentinas y ya, el domingo, conoceríamos en persona a mis otros primos, su hermano Diego y su hermana Hiroko. Luego de instalarnos en nuestro alojamiento, salimos a conocer la zona y comer algo.
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Día 2: Fuimos a conocer el centro (o microcentro, como le dicen los argentinos). Luego de caminar un poco (o, más bien, bastante), entramos a comer algo a la tan mentada confitería La Ideal antes de regresar a nuestro alojamiento para esperar la hora de la cena en donde nos reencontraríamos después de más de una década con Daniel y conoceríamos en persona a Eduardo, su hermana Monica y su esposo Mariano, amigos “virtuales” de mucho tiempo.
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Día 3: Salí temprano a trotar para hacer un reconocimiento de parte de la ruta del domingo mientras Diany se quedó disfrutando de la vista desde el balcón del alojamiento. A mi regreso, nos alistamos para salir y tomar el bus turístico amarillo (Buenos Aires bus), similar a nuestro mirabus, para conocer un poco más de la ciudad y, en una de las paradas, aprovechamos para saludar a Mafalda, Susanita y Manolito. Por la tarde, nos dirigimos nuevamente al microcentro, esta vez, para ir al show de tango del café Tortoni, en donde nos encontramos con nuestro amigo, también miembro de Crema RUnners, Diego Bailly y sus padres. Luego del espectáculo, con los Bailly, salimos a recorrer nuevamente las calles del centro antes de regresar finalmente a descansar.
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Día 4: Temprano, desayunamos con Ary y su novia, amigos de Diany. Mientras ellos se quedaron departiendo, yo me trasladé al obelisco para reunirme con un grupo de cremas que también habían llegado a Buenos Aires para la maratón. Por algunas pequeñas descoordinaciones, no llegamos a juntarnos todos los que se suponía estaríamos, pero ahí con Diego Bailly por Crema RUnners y Jose Antonio Govea Souza con dos de sus compañeros del team Extreme Raqui Estrada y Paul Espinoza, también hinchas de la U, pusimos la presencia crema en la avenida 9 de Julio. Ya con Diany habiéndome dado el encuentro, nos dirigimos a la Expo Maratón en el parque Sarmiento para el recojo de kits de la carrera. En la Expo, mientras estábamos en la cola para las fotos respectivas frente a los letreros de la maratón, hicimos un nuevo amigo runner argentino, Juan Pablo Gonzalez, a quien esperamos ver nuevamente en un futuro cercano. Terminando en el parque, volvimos al centro para seguir caminando un poco y conocer, entre otros lugares más, la Casa Rosada antes de regresar a nuestro alojamiento.
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Día 5: Víspera de la maratón, así que ese día no nos alejamos mucho del alojamiento para pasar un día tranquilo a solo horas de cumplir el gran reto y desayunamos por el barrio nomás. Para el almuerzo, nos reunimos con Guty Fuentes y su esposa Ines Fatima, que habían llegado desde La Rioja porque Guty también iba a participar en la maratón. Mi amistad con Guty empezó de manera virtual hace más de dos décadas, en la prehistoria de internet, en los grupos de ciencia ficción de los foros de Microsoft. Aunque no nos conocíamos personalmente, nuestra amistad continuó al ver que no solo compartíamos el gusto por ese tipo de lecturas sino también por el running, por el cual, finalmente, pudimos conocernos personalmente como nos ha ocurrido con otros buenos amigos en esta visita. En la noche, fuimos a cenar con mi prima Hiroko (a quien finalmente conocía en persona después de más de cuatro décadas en que empezamos nuestra comunicación por carta y ahora por internet a través de las redes sociales) que había llegado de Areco adelantándose a Diego que nos iba a dar el encuentro el mismo día de la carrera.
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Día 6: La Previa. Salimos temprano del departamento para caminar los 2.7 km que nos separaban del punto de largada, entre las avenidas Figueroa Alcorta y Dorrego. Allí, nos encontramos nuevamente con Jose Antonio Govea Souza Raqui Estrada Paul Espinoza y el resto del team Extreme. Pero fue una grata sorpresa encontrar a alguien más con la camiseta de Crema RUnners Frank Melgarejo. Junto a los amigos de Extreme, realizamos la activación para luego acercarnos a los corrales correspondientes a esperar la cuenta regresiva para la partida.
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Día 6: La Partida y la Ruta. Dieron la largada a las 7:00 am, pero, al estar en el corral G, crucé el arco de partida unos cinco minutos después. A comparación de la de Lima, fue una ruta más tranquila, más plana. En parte de la ruta estuve al lado de Jose Antonio Govea Souza y los otros amigos de Extreme por algunos tramos y también con mi amigo Guty Fuentes y, en algún momento, con Diego Bailly. Fue una mezcla de sensaciones la que sentía mientras corría por esas calles escuchando, por supuesto, mayoritariamente el acento porteño a mi alrededor, pero, también, a muchos hablando y arengándose en portugués pues había un buen número de corredores brasileños. Más, lo que me causó alegría y emocionó fue que, a lo largo de la ruta, por momentos escuchaba voces con un inconfundible acento peruano pero, también, algunos argentinos, lanzando un “¡Arriba, Perú!” o un “¡Dale U!”, “¡Eso, crema!” y hasta “¡Vamos, Aki!” porque habían leído el nombre en mi espalda. Por la emoción, había empezado más rápido de lo que había planificado previamente, de lo cual tomé conciencia ya a mitad de la ruta pues mi respiración se iba haciendo algo más agitada y mi ritmo ralentizando poco a poco. No iba a dejar que me volviera a pasar lo de mayo, así que, aunque ya no lograra hacer el tiempo que había pensado, cuidé mi paso para superar los 30 km del muro y los 34 km en que había abandonado en Lima y no parar hasta llegar a la meta. Esos últimos ocho kilómetros, los que no había completado la vez anterior, se me hicieron eternos, pero sentí un gran alivio cuando esos ocho se fueron haciendo siete, seis, cuatro, uno y, ya solo faltando los últimos 195 metros de los 42.195, ver cada vez más cerca el arco de la llegada.
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Día 6: La Llegada. Luego de sufrir y gozar a la vez los cuarenta y dos kilómetros ciento noventa y cinco metros, llegamos a la meta y cruzamos el arco… ¡Reto cumplido! Aunque no haya sido un gran tiempo, completaba, ahora sí, mi tercera maratón sacándome ese clavo que tenía desde hace meses. Y, en esos metros finales, viéndome llegar, esperaban mis primas Ritsuko y Hiroko, Diany junto a Daniel y también Monica, todos compartiendo mi emoción por haber cruzado la meta, a quienes agradezco por compartir ese momento conmigo y estar ahí, alentándome. No podía faltar las fotos con ellos pero también con mi compañero del team Crema RUnners, Diego Bailly que había cruzado la línea de meta mucho antes que yo, demostrando su categoría como runner, ¡Grande, Diego!
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Día 6: La Celebración. Después de la maratón, Diany y yo nos fuimos a celebrar junto con mis primos Ritsuko, Hiroko y Diego (quien llegó con Marcela desde Areco ese mismo día), no solo por cumplir mi reto de haber terminado los 42k sino, especialmente, por este encuentro familiar. Y nada mejor que hacerlo en un lugar llamado “Tiempos de Reencuentro”, nombre más que apropiado para la ocasión. Allí, me desquité de todas estas semanas privado de comer carne por la carrera con una deliciosa parrilla invitada por mis primos. Y, para cerrar este día, por la noche fuimos al teatro porque, como dice Diany, haber estado en Buenos Aires y no ir siquiera una vez al teatro habría sido un pecado.
Fue un gran día de inolvidables momentos con las mejores compañías.
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Día 7: El Día Después. Ya relajado luego de la maratón, nos fuimos a pasear con Hiroko y Ritsuko. En la Boca, visitamos la Bombonera y su museo, también Caminito y, de ahí, enrumbamos al Puente de la Mujer en Puerto Madero. Luego de recorrer otros lugares más, terminamos en la librería El Ateneo.
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Días 7 y 8: Últimas treinta y dos horas. Después de desayunar, fuimos a despedirnos de Ritsuko y Hiroko (Diego ya se había regresado a Areco con Marcela el mismo domingo). Por la tarde, luego de hacer las últimas compras, ya que no habíamos conseguido una reserva en el conocido “Don Julio”, nos fuimos a almorzar en un restaurant en Puerto Madero. Luego, le dimos el encuentro en su hotel a mi prima Patricia que había llegado de Lima con su mamá solo un par de horas antes. Nosotros ya estábamos por partir y Paty y mi tía Shigeko acababan de llegar para pasar unos días en Buenos Aires. Después de tomar un cafecito con ellas, volvimos a nuestro alojamiento para terminar de alistar nuestro equipaje y esperar la movilidad que nos iba a trasladar a Ezeiza. A las 7:30 am ya estábamos dentro del avión esperando el despegue. A las 10:00 am, hora de Lima, ya habíamos llegado y estábamos nuevamente pisando suelo peruano después de haber pasado una semana de lindos e inolvidables momentos. Muchas gracias Ritsu, Hiro, Diego, Marcela, Daniel, Eduardo, Monica, Mariano, Ary, Guty, Ines por esos momentos. Esperamos verlos pronto nuevamente