miércoles, 19 de septiembre de 2012

TE DAS CUENTA QUE HAS ESTADO DEMASIADO TIEMPO EN JAPÓN CUANDO...

Ocasionalmente, me sorprendo tomando actitudes que alguna vez me han causado gracia o llamado la atención cuando las he visto hechas por japoneses. No tengo tanto tiempo en Japón como la mayoría de mis amistades y parientes que están por estos lares, así que he apreciado más notoria esta japonización en ellos. En la web, hay varias páginas en inglés con listas enumerando los síntomas, pero, hasta ahora, no he llegado a encontrar ninguna en castellano; por eso, me he tomado la libertad de poner aquí una recopilación de ellos con algunos aportes tomados de lo que he visto de mis amigos y familiares, así como de mi experiencia propia también. Por supuesto que esta lista no está completa, cada uno puede agregar más síntomas a ella, pero aquí están los que yo he encontrado, visto, experimentado y con los que estoy de acuerdo que...

... Te das cuenta que has estado demasiado tiempo en Japón cuando:

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Corres raudamente al tren porque el siguiente no llegará hasta dentro de largos dos minutos. Alguna vez lo he hecho, pero porque ya había salido con retraso de casa.
- Empiezas a pensar que el café enlatado sabe bien. No, eso aún no. No me gusta mucho el café, pero, si lo tomo, prefiero uno recién pasado (filtrado) y, si es café peruano, mucho mejor.
- Piensas que una pizza de maíz y mayonesa es una razonable elección para la cena. ¡Noo! Yo no cambio mi pizza de pepperoni o meat lover por nada.
- Piensas que los colores del semáforo son rojo, amarillo y azul. En verdad es verde como en todo el mundo, pero acá le dicen azul... bueno, en Perú le decimos ámbar al amarillo.
- Solo sabes el tamaño de tu apartamento por el número de tatamis. Yo aún no sé cuánto mide un tatami.
- Tomas unas vacaciones de tres días que implican ocho horas o más de vuelo. Si esas ocho horas fueran en tren y no en avión, yo las disfruto tanto como el tiempo que voy a pasar en el lugar a donde voy.
- Al momento de haber levantado algo pesado o hacer algún otro trabajo o esfuerzo físico, exclamas con satisfacción "¡yoshi!". A mi hermano Yoshi lo llamo cuando necesito su ayuda, no cuando ya he terminado lo que iba a hacer.
- Disfrutas cocinar tu propia comida en un restaurant. ¿Hacerle el trabajo al cocinero friendo mi propia tortilla o asando mi carne en la mesa? ¡No! A mí que me traigan todo listo ya para comer, que cocinar lo hago en mi casa.
- Empiezas a pensar que romaji es inglés (o castellano). No, aún no llego a eso.
- Continúas trabajando tranquilamente durante un sismo de grado 3 sin inmutarte para nada. Eso sí, incluso he seguido durmiendo en esos casos cuando han sido de noche.
- Ya no piensas que un bar con una barra de solo tres asientos es muy pequeño.
- Tienes curiosidad por el tipo de sangre de las personas que conoces. No; si pregunto, aunque casi nunca lo hago, porque no me interesa mucho, todavía es por el signo zodiacal y no por el tipo de sangre.
- Recuerdas fechas importantes por su año Heisei. Yo aún uso el calendario gregoriano, occidental.
- Puedes manejar una bicicleta con un pequeño paraguas de plástico en una mano y la otra sujetando el manubrio y no terminar mojado. Ya me he vuelto experto en eso.
- Al primer signo de un resfrío o alergia usas una mascarilla. Lo hago cuando los síntomas se van haciendo más fuertes.
- Ya no te parece raro ver en las tiendas sandwiches de tallarines rojos o tallarín saltado. A eso no creo que me acostumbre nunca.
- Haces una venia al momento en que estrechas la mano. De vez en cuando, especialmente si la otra persona es un japonés; él me da la mano al estilo occidental, yo le correspondo con una venia al estilo nipón.
- No te incomoda manejar una mama chari cuando en casa tenías una montañera o una bmx.
- Pides un café americano cuando estás en USA.
- Estás fuera de Japón pero sigues llamando gaijin a los no japoneses.
- Empiezas a sentirte nervioso cuando hay demasiados gaijin en un lugar.
- Muestras el signo de la V en todas las fotos que te toman. Nunca lo he hecho.
- Te has vuelto alérgico al polen del cedro. Sí, desde hace cuatro años sufro la tortura del kafunsho cada primavera.
- Empiezas a reservar asientos dejando sobre ellos carteras o billeteras sin preocuparte que te las puedan robar. Yo lo hago dejando mi maletín... hmmm... con mi billetera dentro.
- Haces venias hablando por teléfono. Hago venias, gesticulo, muevo las manos; todo eso desde antes de llegar a Japón.
- Tomas los buses turísticos para japoneses cuando estás en el extranjero. Prefiero los que tienen guías que hablen inglés, porque es difícil encontrarlos que hablen castellano.
- Ya no te sientes raro al comprar una botella de jugo de frutas de marca Kagome o conducir un auto modelo Moco de Nissan. Jugos sí tomo, auto no tengo.
- Tomas un taxi en tu país, esperas a que la puerta se abra automáticamente. Más bien, aquí, a veces, yo me olvido que se abre automáticamente y lo hago yo mismo antes de que el chofer presione el botón.
- Ya no te pierdes en la estación de Shinjuku. No me pierdo porque ahora siempre salgo por la misma puerta. ¡Con más de un millón de pasajeros diarios que transitan por ahí, mejor tener un sitio fijo donde encontrarse con los amigos!
- Notas que has olvidado cómo atarte los pasadores o agujetas de los zapatos.
- Te compras zapatos una o dos tallas más grandes para poder ponértelos o quitártelos con más facilidad cuando sales o entras a una casa.
- Empiezas a entender y a gustarte los comerciales de la televisión japonesa. Entenderlos, puede ser... que lleguen a gustarme, lo dudo.
- Eres mujer, te pones jeans y falda en un mismo conjunto. O te pones una camiseta debajo de un vestido sin mangas.
- Te tocas la punta de la nariz con el índice cuando vas a decir "yo". En Perú, uno se toca el pecho y coloquialmente dice "este pechito"... ¿aqui se diria "esta naricita"?
- Piensas que 4000 yenes es un precio razonable por un melón. O que un solo plátano peruano cueste 130 yenes.
- Ni siquiera te ruborizas cuando estás haciendo uso de un baño público y tienes a la empleada de la limpieza haciendo su trabajo al lado tuyo.
- Le has puesto una canastilla de compras a tu bicicleta montañera o de carreras. Tuve una montañera, pero nunca le puse canastilla.
- Te parece normal llamar mansion a un apartamento de tres cuartos cuartos y 60 m2.
- Regresas a tu país, tu casita de 100 m2 te parece inmensa.
- Has usado alguna vez un manga e internet cafe como hotel. Sí he pasado algunas noches ahí cuando no tenía computadora en casa.
- Escribes un artículo o nota usando palabras en japonés sin explicarlas en castellano.