miércoles, 25 de julio de 2012

DE AVIONES Y PRIMERIZOS

- Señorita, perdone... ése es mi asiento, ¿no? El 24B...
- Sí, señor. Así es, el 24B.
- ¡Pero esas cosas que están ahí no son mías!
- Sí lo son, señor. La manta, la almohada y los audífonos son para que los use durante el vuelo si es que le fueran necesarios. Por si no lo ha notado, cada asiento cuenta con un juego de ellos para comodidad de los pasajeros.
-¡Oh! Discúlpeme. No lo sabía... hmmm... ¡Qué vergüenza! Se nota que es mi primera vez en un avión, ¿no?
- No, para nada. No se preocupe.

Al alejarse la azafata, a él le parece ver en su rostro una sonrisa... ¿de burla?

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El empleado de la aerolínea, luego de ver la pantalla de la computadora, se dirige a la señora cuyo impecablemente nuevo pasaporte delata que es su primer viaje al extranjero y, quizás también, su primer viaje en avión:

- Disculpe, señora, ya no hay cupo en este vuelo, pero podemos acomodarla en el siguiente.
- ¿No hay cupo? ¿Qué significa éso? No lo entiendo.
- Quiero decir que ya no hay asientos libres, todos están ocupados.
- ¿No hay asientos libres? No se preocupe, joven. Hágame nomás un sitiecito y yo me acomodo. Yo puedo viajar parada.

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Un desagradable olor emanaba de la maleta. El hedor era tan fuerte que los demás pasajeros evitaban acercársele más de lo necesario; incluso, varios de ellos ya se estaban quejando. Llega su turno de acercarse a los empleados de la aerolínea y pasar el chequeo de equipaje:

- Señor, disculpe la molestia, pero tenemos que pedirle que abra la maleta para revisar su contenido. Son normas de la aerolínea y del aeropuerto. Espero que nos comprenda.
- No hay problema.

Al abrir la maleta, los empleados ven con sorpresa varias páginas de diarios pasados... envolviendo media docena de pescados crudos, que, por el olor, se notaban también pasados.

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- ¿Es su primer viaje a Miami?
- Sí, no solo a Miami, a los Estados Unidos.
- Le va a encantar, se lo aseguro.
- ¡Ah! ¿Ya ha estado ahí antes?
- Sí, yo vivo en Connecticut pero he estado en Miami por trabajo y también de vacaciones. Esta vez es por lo segundo.
- Entonces me podrá recomendar sitios interesantes para visitar. Ya le dije, es mi primer viaje y no conozco nada allá.
- Por supuesto y no solo se los puedo recomendar, puedo ser su guía también. Mi nombre es Jeff.
- Yo soy Sarita. Nice to meet you, Jeff.

Hoy, más o menos una década después, mi amiga Sarita y su esposo Jeff tienen tres lindos hijos.

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Todas estas historias son reales; me fueron contadas por sus protagonistas. Solo en la última tuve que imaginarme cómo pudo haber sido la conversación entre Jeff y Sarita cuando se conocieron en el vuelo a Miami.

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viernes, 13 de julio de 2012

DE NOMBRES Y CONFUSIONES

Suena el teléfono. Respondo:

- Aló...
- Aló, buenos días. ¿Panadería Venezia?
- Sí, Panadería Venezia contesta. Buenos días. ¿En qué le puedo servir?
- Me podría comunicar con la Sra. Tomasa?
- ¿Tomasa?
- Sí, con la Sra. Tomasa, por favor.
Disculpe, creo que se ha equivocado. Aquí no hay ninguna Sra. Tomasa.
- ¿Perdón?... eeh... hmmm... Soy el nuevo vendedor de Alicorp asignado a su zona y me dijeron que me comunicara con la dueña, la Sra. Tomasa...
- ¡Aaah! Ud. se refiere a la Sra. Tomi.
- Sí, a ella misma, la Sra. Tommy... la Sra. Tomasa.
- No, no es Tomasa. Su nombre es Tomiko. No se encuentra en este momento, pero puede volver a llamarla dentro de una hora.

Cuelgo el teléfono... sin poder aguantarme la risa.

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Llego a la panadería y veo a mi tío muy enojado llamándole la atención al nuevo empleado, un joven provinciano tan bajito como él y en quien aún es muy notorio el acento de alguien recién llegado desde algún lugar de la sierra:

- ¡¡¿Cómo es eso de llamarme "chiquillo"?!! ¿No te han enseñado a respetar a tus mayores, más aún si son tus jefes?
- Pero, si todos lo llaman así, yo pensé que también podía decirle chiquillo...
- ¡Chiquillo, no! ¡Mi nombre es Shigeo! ¡Shi-ge-o!
- Pero si eso dije: Chi-qui-llo
- ¡Noooo! ¡Shigeo! ¡Repite conmigo!
Shi...
- Chi...
- ge...
- qui...
- o...
- llo...
- ¡Shigeo!
- ¡Chiquillo!
- ¡Noooo! ¡Shigeo! ¡¡¡Shigeooooo!!!
- Chiquillo...
- ¡Aaaarrrggg!... ¿Sabes...?... Mejor llàmame Ernesto nomás.

Me alejo de ellos... sin poder aguantarme la risa.

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Tomo un taxi de regreso a casa. El taxista empieza la conversación:

- Ud. es nikkei, ¿no?
- Sí... ¡Oh! Qué raro es oír a alguien decir "nikkei". Casi siempre me preguntan si soy nisei, japonés o, incluso, chino...
- ¡Ah! Es que tengo un amigo nikkei que me ha enseñado que se dice así a los descendientes de japoneses. En su casa aprendí a comer con "ohachi".
- Ohashi...
- Sí, "ohachi"... Cocinan muy rico en su casa, me gusta mucho la comida japonesa...
- Qué bien. Me alegro que le guste...
- Bastante. Lo único a lo que no podría acostumbrarme es a comer arroz sin sal. Hablando de comida, mi amigo tiene un apellido muy gracioso, se llama Osobuco.
- ¿Osobuco? Entonces, ¿la mamá de su amigo es la nikkei? Porque ese no es un apellido japonés...
- No. Su papá es japonés, de Okinawa, su mamá es peruana...
- ¿Si? Pero, como le dije, Osobuco no es ningún apellido japonés y, menos aún, okinawense.
- Claro que sí. Además, quizás lo conozca. Vive a solo media cuadra de donde subió a mi taxi, en la casa verde al lado de la bodega.
- ¡Pero si ésa es la casa de mi concuñado! Ahi es donde estuve antes de tomarlo. Su apellido no es Osobuco... ¡Es Ogusuko!

En ese momento llegamos a mi casa. Le pago el servicio y me bajo del taxi... sin poder aguantarme la risa.

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sábado, 7 de julio de 2012

AMIGO

Estrecho la mano de mi amigo. Nos conocemos desde el primer año de primaria en que nos pusieron en el mismo salón y de entonces ha sido el único con el que he compartido las mismas clases, profesores y aulas en estos diez años. A pesar de éso, hemos estado distanciados el último par de años en que me alejé de él por una tontería, no suya sino cometida por mí mismo. Es el comienzo de nuestro último año de secundaria y, quizás, dentro de unos meses, luego de la graduación, ya no nos vayamos a ver. Hace tiempo que quería acercarme a él y pedirle disculpas pero no me atrevía a dar ese paso por temor a que no las acepte, pues hubiera estado en todo su derecho de hacerlo. Pero ya solo quedan unos meses antes de la despedida y eso me da valor para ir donde él, disculparme y pedirle volver a ser amigos. Él me dice que en todo este tiempo no se acercó a mí para no molestarme pero que nunca había dejado de considerarme su amigo y que estaba feliz de que yo quisiera volver a llamarlo así. Mientras estrecho su mano, pienso en lo afortunado que soy de no haber perdido un amigo como él.
Feliz día del amigo, Jaime. Gracias por estas cuatro décadas de amistad, AMIGO.

lunes, 2 de julio de 2012

DE ANGELES Y DEMONIOS

Es víspera de Navidad. Leyendo tantos mensajes llenos de deseos de armonía, paz, amor, felicidad, etc., reflexiono en que si lo especial de estas fechas hacen de verdad mejores a las personas. Bueno, pienso, unos sí lo desean y tienen toda la intención de mejorar o ya son buenas personas de por sí; otros, simplemente, siguen la corriente a los primeros, pero en verdad no les interesa mejorar, ni si son buenas personas, incluso el ser todo lo contrario no les mueve el piso para nada.
Aunque, en muchos casos, para mí no hay grises o medios tonos, algo es blanco o negro, en éste no creo estar en ninguno de los dos extremos, pues pueden ser fechas muy especiales y se puede tener toda la mejor intención del mundo, pero, pasado todo el ambiente espiritual que originan estas fiestas, casi siempre las buenas intenciones quedan solo en eso. Siendo así, yo prefiero no desear o establecerme propósitos especiales, sino, simplemente, seguir siendo solo un ser humano más, el de todos los días.
Es seguro que no soy tan buena persona como algunos piensan, pero tampoco creo ser tan mala persona como otros afirman. Simplemente, soy una persona, solo éso, solo un ser humano con muchos defectos y algunas virtudes, como todos. Los primeros, los que creen que soy bueno, los que me quieren, mis seres queridos, mis amigos de verdad, saben que yo por ellos lo doy todo. Los segundos, los otros, es porque ya se han enterado que cuando se meten conmigo o con los míos, a ellos les doy con todo. No soy de los que dan el primer golpe, pero, si me lo dan, tampoco soy de los que se quedan tranquilos y muestran la otra mejilla, así que, el que se puso a "hablar" de mí a mis espaldas al día siguiente de que le estreché la mano en señal de amistad no puede esperar que me quede callado y, mucho menos, que le vaya a echar flores, ¿o cree que de verdad soy ese "huevas" que él dice que soy?
Ya han pasado casi dos días después de Navidad. Anoche recibí una noticia que me hizo pensar en borrar todas las líneas antes de ésta, pensar en que lo que ya he escrito no es nada, porque de verdad no lo es, al lado de esa noticia. Pero estoy exorcizando pensamientos y, si borro esas líneas, volvería a guardarme mis demonios dentro. Un buen amigo acaba de perder a su hijo mayor en un accidente de tránsito. Eso fue en la madrugada, pero él no se enteró hasta el mediodía porque estaba trabajando y había dejado su celular en el auto. Una amiga me dijo una vez que a un hijo que pierde a sus padres se le llama huérfano, pero que no existe una palabra para nombrar a un padre que pierde a su hijo porque no es lógico, no es natural que los hijos se vayan antes que los padres. Yo digo que no es solo eso, sino que es porque no existe una palabra que pueda expresar todo el dolor que causa perder a un hijo. Después de hablar con mi amigo, tratando de expresarle alguna palabra de consuelo, llamé a Lima, sentía más que nunca la necesidad de hablar con mis hijos... de decirles que los amo y que los extraño mucho.
Hoy, medio año después de haber escrito lo anterior, revisando algunos borradores que tenía archivados, lo reencontré. Lo había dejado así tanto tiempo porque no sabía qué hacer con él, si continuarlo o simplemente borrarlo o... no sé. Decidí publicarlo aquí, tal como lo había dejado, sin cambiar nada, para que vayan conociendo algo de mí, como dije al iniciar este blog, exorcizando algunas ideas, pensamientos, sentimientos. Esto es una pequeña parte de lo que soy, solo una persona más, como todos, ni ángel, ni demonio.