viernes, 13 de julio de 2012

DE NOMBRES Y CONFUSIONES

Suena el teléfono. Respondo:

- Aló...
- Aló, buenos días. ¿Panadería Venezia?
- Sí, Panadería Venezia contesta. Buenos días. ¿En qué le puedo servir?
- Me podría comunicar con la Sra. Tomasa?
- ¿Tomasa?
- Sí, con la Sra. Tomasa, por favor.
Disculpe, creo que se ha equivocado. Aquí no hay ninguna Sra. Tomasa.
- ¿Perdón?... eeh... hmmm... Soy el nuevo vendedor de Alicorp asignado a su zona y me dijeron que me comunicara con la dueña, la Sra. Tomasa...
- ¡Aaah! Ud. se refiere a la Sra. Tomi.
- Sí, a ella misma, la Sra. Tommy... la Sra. Tomasa.
- No, no es Tomasa. Su nombre es Tomiko. No se encuentra en este momento, pero puede volver a llamarla dentro de una hora.

Cuelgo el teléfono... sin poder aguantarme la risa.

...............

Llego a la panadería y veo a mi tío muy enojado llamándole la atención al nuevo empleado, un joven provinciano tan bajito como él y en quien aún es muy notorio el acento de alguien recién llegado desde algún lugar de la sierra:

- ¡¡¿Cómo es eso de llamarme "chiquillo"?!! ¿No te han enseñado a respetar a tus mayores, más aún si son tus jefes?
- Pero, si todos lo llaman así, yo pensé que también podía decirle chiquillo...
- ¡Chiquillo, no! ¡Mi nombre es Shigeo! ¡Shi-ge-o!
- Pero si eso dije: Chi-qui-llo
- ¡Noooo! ¡Shigeo! ¡Repite conmigo!
Shi...
- Chi...
- ge...
- qui...
- o...
- llo...
- ¡Shigeo!
- ¡Chiquillo!
- ¡Noooo! ¡Shigeo! ¡¡¡Shigeooooo!!!
- Chiquillo...
- ¡Aaaarrrggg!... ¿Sabes...?... Mejor llàmame Ernesto nomás.

Me alejo de ellos... sin poder aguantarme la risa.

...............

Tomo un taxi de regreso a casa. El taxista empieza la conversación:

- Ud. es nikkei, ¿no?
- Sí... ¡Oh! Qué raro es oír a alguien decir "nikkei". Casi siempre me preguntan si soy nisei, japonés o, incluso, chino...
- ¡Ah! Es que tengo un amigo nikkei que me ha enseñado que se dice así a los descendientes de japoneses. En su casa aprendí a comer con "ohachi".
- Ohashi...
- Sí, "ohachi"... Cocinan muy rico en su casa, me gusta mucho la comida japonesa...
- Qué bien. Me alegro que le guste...
- Bastante. Lo único a lo que no podría acostumbrarme es a comer arroz sin sal. Hablando de comida, mi amigo tiene un apellido muy gracioso, se llama Osobuco.
- ¿Osobuco? Entonces, ¿la mamá de su amigo es la nikkei? Porque ese no es un apellido japonés...
- No. Su papá es japonés, de Okinawa, su mamá es peruana...
- ¿Si? Pero, como le dije, Osobuco no es ningún apellido japonés y, menos aún, okinawense.
- Claro que sí. Además, quizás lo conozca. Vive a solo media cuadra de donde subió a mi taxi, en la casa verde al lado de la bodega.
- ¡Pero si ésa es la casa de mi concuñado! Ahi es donde estuve antes de tomarlo. Su apellido no es Osobuco... ¡Es Ogusuko!

En ese momento llegamos a mi casa. Le pago el servicio y me bajo del taxi... sin poder aguantarme la risa.

...............

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